El diferente

 La ventaja del diferente

La normalidad, atribuida a una persona, suele ser sinónimo de anodino, regular, ordenado… una suerte de pauta conductual bajo la que colocar a una gran mayoría de personas que siguen el orden establecido. ¿Establecido por quién? Generalmente por los poderes que buscan marcar la senda por la que la sociedad, mayormente, debe ser caminar.

Los continuos bombardeos desinformativos que nos llegan a través de los medios tecnológicos actuales, buscan adecuar nuestras conductas a los modos de vida que se planifican en diferentes oficinas. Una “ordenación “ metódica que busca una homogeneidad por abajo.

Se hace desde la educación; de la que apartan, premeditadamente, aquellas materias que pueden ayudar a construir un pensamiento crítico que cuestione las guías ideológicas que el poder intenta implantar.

Siempre surgen movimientos sociales, tribus urbanas, u otros movimientos humanos que tratan de apartarse de esas pautas y crecer o desarrollarse de otro modo. Personas diferentes que, en ocasiones forman grupos y otras (las menos) viven su propia existencia bajo directrices personales.

Los “diferentes” tienen una ventaja significativa sobre los demás. Esta radica en el hecho de que, las más de las veces, también han sido rebaño. Y cuando deciden salirse del redil suelen sentirse cómodos en lugar de desamparados.

Pensar de manera distinta tiene mucho que ver con el pensamiento abstracto, con la metafísica, con la duda. Dentro del redil apenas existen estos tres factores. Uno camina en rebaño acatando directrices sin más cuestionamiento que el cuándo y el dónde . Fuera, en los márgenes de los estándares establecidos uno se cuestiona las cosas. Duda de lo que sabe, no acata arbitrariedades porque sí. Ser diferente requiere cierto esfuerzo intelectual. La metafísica ayuda a comprender los por qué. Construyendo dentro de nosotros las preguntas que ponen en solfa los dogmatismos de cada sociedad.

Cuando te vistes de un modo rupturista para con tu entorno, y no le das ninguna importancia, tiendes a generar en los que no te conocen pero te rodean, todo tipo de suspicacias ¿Por qué? Pues la misma razón que las vacas miran al tren…no lo entienden y buscan acomodo a lo que ven dentro de lo que comprenden. Y no suele ser mucho.

La discrepancia para con los principios de un determinado pensamiento, no suele verse como algo que sume a la causa que sea. Sino como una amenaza. Pero no porque lo sea en realidad, sino porque el sesgo es tan potente que abrir una ventana resulta casi imposible.

Siempre me han gustado aquellos que, desde una cierta capacidad de reflexión, se atreven a ir un poco más allá. A actuar de una manera poco común pero personal. Aquellos que se respetan a sí mismos. Que se construyen de dentro a fuera, aunque la mayoría observa sólo por fuera.

Razonar fuera del recipiente, que diria Marcos Mundstock, suele ser un estupendo indicativo de estar ante una persona capaz de brillar por si misma. Sin necesidad de viajar en un redil ordenado.


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