ABRAZADO A TU ESPALDA
Cuando era pequeño los abrazos escaseaban en mi vida, tal
vez por esa razón descubrí que cuando te los dan te sientes fabulosamente bien.
Reconfortado, seguro, feliz. Pero lo más importante de los abrazos lo descubrí
más tarde, en el momento en el que fui yo quien abrazó. Quien sintió en medio
de mi pecho ese sentimiento profundo e intenso, el placer de poder dar a otro
ser humano afecto, protección, cariño, amor.
En la vida uno se va encontrando con personas a las que
abraza, con las que comparte vida, tiempo, sentimientos. Instantes llenos de
felicidad que se complementan con abrazos sublimes en los que el tiempo parece
detenerse. Momentos en los que la tristeza encuentra rescoldos de amor en el
pecho ajeno. A veces la vida te regala a personas que llenan tu vida.
Si encuentra a una persona así, alguien a quien puedas
abrazar y con la que puedas cerrar los ojos a todo lo demás, puedes considerarte
afortunado. Aunque dure solo un minuto, o un día. Sentir está al alcance de
todos nosotros; que los sentimientos se entrelacen con los de otra persona en
la misma medida ya es mucho más complejo.
Así que cuando me abrazo a tu espalda no sólo percibo la
turgencia de tu cuerpo pegado al mío. No sólo me dejo llevar por los más
lascivos pensamientos, que sin duda fomentan mis más ocultas pasiones, sino que
descubro el placer de respirar el aroma que tu piel desprende. Voy aprendiendo
a acompasar mi respiración a la tuya y, así, aprender a sentirte.
Siempre he sido más partidario de cometer errores y
arrepentirme después, que de pensar en cómo serían las cosas si te hubiese
besado antes, si te hubiese querido, si me hubiese atrevido… Y esa es la razón
por la que, abrazado a tu espalda, sonrío cada vez que te aferraras a mis brazos. Unos brazos que no te quieren prisionera sino cerca.
Abrazado a tu espalda cierro los ojos y me dejo llevar….y
sonrío… y me siento vivo.
Comentarios
Publicar un comentario