LAS TRINCHERAS DE LOS COBARDES


 

Cuando uno ve amenazado su posición dominante tiende a buscar cobijo en las trincheras de la cobardía. Aquellas a las que recurren los que no tienen la capacidad de modificar sus conductas y adecuarlas a los tiempos en los que le toca vivir.

Uno puede evolucionar en su pensamiento, incluso hasta puede llegar a cambiarlo. Muchas veces las creencias con las que uno crece se van diluyendo conforme a nuestras propias experiencias o el conocimiento adquirido a partir de las vivencias de otras personas. Lo peligroso es parapetarse en posiciones que ya están trasnochadas. Alejarse de la evolución tiene consecuencias.

Creer a pies juntillas en las veleidades del capitalismo puede conducirnos a una deriva consumista sin fin, en la que terminemos siendo esclavos de un sistema que busca siervos complacientes bajo una pátina de evolución. Del mismo modo abrazar posturas comunistas estrictas, nos conducirá a una irrealidad social. Tal vez el equilibrio esté en adoptar aquellas premisas que nos favorezcan con independencia del lugar de procedencia.

Las hordas machistas que se lanzan en tromba contra el feminismo y se atrincheran en posiciones de poder no son más que un montón de cobardes. Incapaces de entender que ser feminista no va de sexos sino de igualdad de oportunidades. Que el feminismo no es una simple bandera, se trata de una puerta abierta a un cambio social mucho más profundo en el que la equidistancia con aquellos que someten, vejan, maltratan, etc. Debe  de ser abolida de manera inmediata. Culpan al feminismo, sobre todo, aquellos a los que la igualdad les parece un peligro. Seguramente porque siempre se han beneficiado de un modelo perverso desde sus comienzos.

Los cambios se han ido produciendo en las diferentes sociedades a pesar de los cobardes atrincherados. Personas, infames generalmente, que usan sus posiciones de poder para socavar tanto como pueda cualquier avance que les sitúe en la tesitura de tener que demostrar su valía. Así es la cobardía.

La sociedad española habrá cambiado en el momento en el que un éxito deportivo, de cualquier deportista español, deje de ser noticia porque sea de un sexo u otro. Habremos cambiado las cosas cuando no sea necesario poner en valor que las mujeres se pongan a la altura de los hombres. Porque ello significaría que la igualdad de oportunidades se da. Los éxitos llegarían solos.

Los cobardes siempre se atrincheran mientras envían al campo de batalla a los demás a combatir. Y este país está lleno de cobardes, que callan, que otorgan, que permiten… ello sí son una lacra.

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