LA ALEGRÍA DE LA TRISTEZA
No se
trata, casi nunca, de cómo es de dura la vida sino de la capacidad que encuentras
en tu interior para sonreír a las adversidades. Nunca ha sido lo mismo una vida
triste que una triste vida.
La tristeza
tiene el poder de ser determinista en la vida de las personas. Pues no todo el
mundo tiene capacidad para buscar en su interior; y hallar los asideros a los
que aferrarse cuando la luz se torna lejana y el hoyo profundo.
Sin embargo
siempre hay alegría en la tristeza, acomodo para los momentos hermosos en medio
de la fealdad. Es suficiente con mirar en la dirección correcta, o de hacerlo
con una mirada diferente.
Leyendo
a Pizarnik uno encuentra respuestas que estaban ahí, a la vista de todos; al
alcance de cualquiera. Tan cerca y tan lejos. “Necesitas límites mentales.
Necesitas no esperar. Necesitas no esperar nada de los demás. Necesitas no
traficar con tu dolor. Necesitas orgullo y soledad. Necesitas orden. Necesitas poesía”…
y, sin ningún género de dudas, así es.
Cuando
cierras una puerta y decides abrir una ventana (no siempre se abren de forma
espontánea) conviene hacerlo para que entre aire fresco y ventile la estancia. Para
dejar que se vayan esos pensamientos oscuros que envilecen el alma y coartan
tus sentimientos.
Si lo
haces, si te decides a abrir tu vida, comenzarás a mirarte en el espejo con una
nueva cara. Atisbos de alegría en medio de la tristeza. Sonrisas nuevas que
brillan en tus ojos. Asfixiando poco a poco al dolor. Empujando la angustia por
la misma ventana.
El equilibrio
emocional no se encuentra en un punto determinado de nuestra mente. Eso no
existe. Una persona que se dice equilibrada mentalmente posiblemente tenga un
problema no resuelto con sus propias emociones. Pues cuando uno siente y se
deja llevar, el equilibrio es imposible.
Y tampoco
se trata de vivir en un constante tiovivo del que salir mareado; sino de sentir
emoción, al menos, en la misma medida que temor. Porque suele ser puñetera la vida; tiende a golpearte allí donde más
duele, en las personas que más quieres. En mi caso es mirándolas donde
encuentro mis asideros. Es escuchándolas como hallo la forma de ser fuerte para
poder ayudar. Con el convencimiento absoluto de que al final de una larga
noche, siempre sale el sol.
Acabo
con un pensamiento de Galeano, que hago mío: “Creo que hay que pelear contra el
miedo, que se debe de asumir que la vida es peligrosa y que eso es lo bueno que
la vida tiene para que no se convierta en un mortal aburrimiento”.
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