LO IMPROBABLE DEL FUTURO
¿Qué es el futuro? ¿Lo tenemos? ¿Habrá
uno?; lo habrá, lo que resulta seguro es que no será igual para todos. Al fin y
al cabo lo probable no siempre es
posible. De su observación, desde una perspectiva irreal, depende el cómo
afrontamos nuestro presente. Quienes lo miran desde el optimismo de lo bueno
que está por llegar, vivirán su presente con una sonrisa en la cara y esa
mirada de soñador que se muestra vívida en nuestros ojos. Al contrario, los que
observan su mañana detrás del agotador velo de la tristeza, no podrán vivir el hoy sin un halo de
penumbra que pinta de gris los días.
Todos somos soñadores, unos envueltos
en momentos oníricos agradables e intensos. Otros se despiertan sudados por el
temor, barruntando desgracias tan reales que acaban por trasladarse a su
realidad. El futuro siempre es ambivalente, pues no es más que un sueño.
Nos empeñamos en vivir pendientes de un
futuro que tiene los pies de barro. Abrazamos la idea de convertirnos en
millonarios con un boleto de lotería. Y sí, a veces puede ocurrir y ocurre. La casualidad
y la causalidad viven en la misma calle, pero no tienen nada que ver la una con
la otra. De la primera tengo muchas dudas, de la segunda ninguna. La lotería
nos toca si compramos el décimo (la causa).
Y pese a todo, como optimista de la
vida que soy, he creído siempre en la posibilidad de un futuro mejor. De un
lugar en el que estar mejor, más cómodo, más feliz. No se trata de algo
material, sino de la sensación de estar. Lo que no impide que, asomado a esa
ventana, no me centre en vivir cada día con la máxima intensidad. El ahora es
la única certeza que tengo. Al otro lado de la ventana está ese futuro que me hace
sonreír pero que, como la utopía, sirve sólo para seguir caminando.
A los que ven el futuro siempre sombrío
les animaría a darse la oportunidad de abrir una ventana en el lado opuesto del
que miran. Y ya no sólo porque puedan encontrar un futuro diferente. También les
ayudará a ventilar en caso de que ese improbable futuro siga siendo gris a sus
ojos. En la angustia, la depresión y la
oscuridad hay también lugar para la luz. Se puede prender por más que dar con
la llave a tientas resulte complicado.
Lo improbable del futuro es que se
convierta de inmediato en presente. Pero no por ello debemos de dejar de mirar
hacia delante. Aunque sea por comodidad. No es bueno avanzar con los ojos en
las orejas. Eso sí, mientras caminas vive y persevera en hacerlo, ese será tu
legado, lo que has vivido, sentido...la vida.
Uno debe vivir la vida tratando de no olvidar aquella persona brillante que había en sí...
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