TEMPUS FUGIT

 

No sé si me estoy haciendo mayor o si mi percepción del paso del tiempo ha cambiado con el devenir de los años. Pero lo cierto es que, muchas veces, me acodo en un rincón de mi existencia y veo cómo la vida pasa a toda velocidad.

Soy consciente de que mi vida no es más que un tren que va trazando un recorrido nuevo a cada instante; pero que un día perderé. La única certeza que creo tener. Nadie me has desmentido. Cuando pierdes el tren, se acaba.

Observo como muchas personas siguen siendo espectadores de la vida de otros. Ya no necesitan esconderse detrás de las cortinas. Las nuevas tecnologías, a través de las redes sociales, ofrecen a los pobres de espíritu un lugar en el que regocijarse con los aciertos o errores de otros. Sin duda una lastimosa existencia, pero así son las anémonas humanas.

Decía Wayne Dyer: “Cuando cambias el modo en que ves las cosas,  las cosas que ves cambian también”. Y tenía razón. El optimista y el pesimista nunca podrán ver las mismas cosas. No puedo decir que siempre forme parte de los optimistas, porque estaría haciéndome trampas al solitario, pero trato de ser fan de ese grupo. De los que se levantan a las mañanas pensando que el día de hoy será mejor que el anterior.

Hace medio siglo mi mundo era analógico, no voy a decir que fuese mejor; pero sí que tengo claro que eran un tiempo en el que uno podía ser más consciente de sí mismo. Tenía más tiempo para dedicase. Hoy, que todo es digital, inmediato y efímero…guardarse un tiempo para uno mismo es toda una riqueza.

El tiempo vuela y perdemos demasiado en rodeos que no llevan a ningún lado. José Mujica, una de esas personas a las que conviene escuchar o leer, habla del tiempo de vida que necesitamos gastar para poder comprar cosas que no necesitamos. Estoy con él (y nunca seré el mejor ejemplo pues también soy víctima del consumismo absurdo), la vida se nos va sin darnos cuenta.

Es por eso que estoy en camino, no sé si ya tarde, de revertir un poco esta situación. Me he propuesto vivir sin poner puertas al campo. Lo que me quede lo haré sin preocuparme de nada que no sea disfrutar de lo que haga (incluso cuando tengo mañanas de batas blancas). Al final del camino lo que nos llevemos serán las experiencias, los sentimientos, lo vivido….

Comentarios

Entradas populares