El lado Marrón

El lado marrón 


A punto de llegar al primer cuarto del siglo XXI se puede afirmar que la verdad está más en entredicho que nunca, en él momento histórico con el mayor número de herramientas a nuestra disposición para verificar los hechos dados. 

¿Por qué? La respuesta, además de compleja, lleva aparejada una profunda reflexión. 

Creídos como somos de vivir en el primer mundo, transitamos por la vida embargados por la angustia de unas necesidades creadas que jamas hemos tenido. Las sentimos como nuestras porque vivimos nuestras vidas a la par que observamos las del vecino. Y ya se sabe, el césped del vecino siempre resulta más verde que el nuestro hasta que descubrimos que es artificial. 

Nos alarman desde los medios con invasiones, que no lo son, de simples humanos que buscan una quimera que les hemos vendido. 

Somos verdaderos hacedores de viles sociedades en las que, cada vez, tiene menos peso la valía y más la cuantía. Inundamos a través de películas, series, documentales… las parabólicas de casas a miles de kilómetros para que añoren lo que nosotros tenemos,y a ellos no les hace falta. Desconocen lo vacío del mundo de las redes en el que, los sentimientos, se sitúan en la frontera exterior.  

Agolpados tras verjas, muros o vallas, las imágenes nos muestran a los que viven en el lado marrón de la vida. Soñando con los ojos bien abiertos con las bondades de un sistema que, a fuer de ser sinceros, les ha traído hasta aquí porque, previamente, ha destrozado su manera de vivir en origen. 

Nadie se va de su casa si puede vivir de manera decente en ella. 

En mi humilde parecer deberíamos mirar a los ojos a todas estas personas y, en lugar de suponer que vienen para dañarnos, cuestionarnos los por qué de sus viajes, adentrarnos en lo que hemos hecho en sus sociedades de origen, etc. Y siempre tener en cuenta qué pueden aportar a nuestras vidas. Una sociedad multicultural será siempre más fuerte que otra endogámica. 

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