Vericuetos
Trato de buscar entre los
vericuetos de mis pensamientos las realidades y fantasías de mi vida; busco
encontrar la manera de salir de esta suerte de sortilegio en el que se ha
convertido mi vida en la última década.
Estoy convencido de que en mi
interior está la respuesta a las diferentes decisiones erráticas que he tomado
a lo largo de este tiempo, aun cuando era consciente de que algunas de ellas
tenían un riesgo implícito. Pese a todo no me arrepiento de haberlas tomado,
pero he de tratar de no tropezar muchas más veces con la misma piedra o me
partiré la crisma.
Es el cerebro humano una de
esas áreas del conocimiento donde los científicos y los especialistas se
encuentran cada día con novedades que tiran por tierra todo descubrimiento
anterior. Somos complejos, tanto que nuestro cerebro está mucho menos explorado
y descubierto que los océanos. Por eso no es de extrañar que muchas sean las
situaciones incomprensibles en las que nos vemos envueltos.
Pese a todo, seguro que de
mis decisiones está prácticamente todo estudiado y estructurado. Imagino que
las carencias afectivas de mi niñez son las culpables de la búsqueda permanente
de afecto que he tenido en mi vida adulta; lo que resulta curioso es que esas
mismas carencias van acompañadas con una cierta dificultad para mostrar
abiertamente y hasta el fondo mis afectos.
No suelo dudar cuanto tomo
una decisión, aunque me estrelle con ella, pero sí es cierto que una vez tomo
un camino y me tropiezo con las dificultades tiendo a recluirme en mis vericuetos
mentales y afrontarlas de manera interna, sin hacer partícipe a nadie de ellas.
Es como si no quisiese la ayuda de nadie. Muchas veces es cierto que me apaño
sólo pero otras….
Pienso que la vida me ha
tratado relativamente bien, otros están mucho peor. Tengo una hija a la que
adoro, un trabajo estable, amigos que me aprecian, gente que me respeta…. Sí,
ya sé, me faltan situaciones que he deseado y no se han dado. No creo navegar
en una dirección equivocada así que confío con toparme de bruces con esa
realidad ansiada y soñada y poder disfrutarla el tiempo que me quede.
Lo efímero de la vida hace
que cien años sean pocos, por eso no quiero desperdiciar demasiado tiempo de mi
vida de salvador de causas imposibles. Me cuesta decir que no a muchas cosas, cuando
lo hago normalmente es de manera irrevocable, así que habrá que buscar entre
esos vericuetos y hallar el equilibrio justo. Siempre es mejor pensar lo que se
dice que decir lo que se piensa, si bien suelo ser justo al contrario.
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