EL COMPLEJO ECOSISTEMA DE LOS SENTIMIENTOS
Creemos
ser capaces de gobernar nuestros sentimientos cuando en realidad, una vez son
reales y firmes, son ellos quienes te controlan. Y es ahí cuando, en
determinadas circunstancias, entran en conflicto con el sentido común, o con la
realidad que vives.
Considerando
que tenemos dos piernas, capacidad para caminar y deseos de hacerlo; si nos
topamos con la imposibilidad mental para hacerlo entraremos en conflicto
interno. Un estado que puede arrastrarnos a lo más profundo de nosotros mismos.
Uno
tiene una vida determinada, unos hábitos, unos principios, unas coordenadas por
las que se está moviendo. Quizá no sean las mejores, pero las controlas desde
hace tiempo. Y de pronto tu mundo comienza a moverse, inicias un proceso
interno de rebelión y redescubrimiento de la verdad. Percibes que lo que ahora
te ocurre está dentro de la realidad que habías obviado hasta el momento
presente. Y ahora qué?
El
libre albedrío debería determinar qué hacer y cuando. Pero nuestro atribulado
cerebro a duras penas es capaz de trazar mapas mentales por los que desplazar
la vida que ha vivido y la que se presenta. Uno sabe, cuando está en este
trance, que con cierta frecuencia nos acomodamos a un estilo de vida sin que
nos llene. Y ver saltar por los aires todos los puntos de sujeción nos lleva a
una realidad absoluta: tan sólo controlamos nuestra vida hasta un punto.
Debemos
dejarnos llevar por lo que sentimos o coartamos los deseos en aras de sostener
una situación que sabemos mala en relación con la presente… en mi opinión uno
llega a esta coyuntura porque la vida anterior no era lo suficientemente
perfecta como para abrirla a un cambio.
Cuando
eres fanático de un refresco determinado, no quieres otro. Pero si el
fabricante cambia la fórmula logra que tú pituitaria sienta la necesidad de
probar otros. Y existe una posibilidad cierta de que nuestro gusto derive. No
hay parámetros inamovibles en la vida.
Si
eres capaz de abrazar aquello que sabes que te llena y satisface, no lo dejes
escapar. El tiempo perdido jamás ser recupera. La vida que dejamos perdida en
los apeaderos de nuestra existencia va al desagüe, jamás regresan. Así que
quizás debemos vivir del modo más intenso que podamos. La seguridad absoluta
jamás existe, pero siempre será mejor vivir de acuerdo con lo que sentimos.
Me gusta lo que escribes y lo comparto. Nada es perfecto!
ResponderEliminarPero si existe coherencia entre lo que pensamos, sentimos y hacemos... Seguro nos sentitemos mucho mejor.
Y cierto, a veces, vivimos atrapados en una vida que no nos gusta pero para salir de la zona de confort hay que echarle mucho, mucho valor.
Afortunadamente, un día entendí que "pase lo que pase no pasa nada" y cada día estoy más segura de que fue un gran acierto.